“Buenazo”. “Gran amigo”. “Implacable”. “Tierno con coraza”. “Posesivo”. “Noble”. “Contradictorio”. “Incomprendido”. “Gran hijo”. “Incansable”. “Caprichoso” ¡Cuántos adjetivos podríamos agregarle a tu persona!
Grande el corazón, tan inmenso como su cuerpo. Dueño de un fino buen humor que, disfrazado de malo, en yunta con la acidez de las formas y la dulzura de los fondos lo acompañaba en su franqueza.
Sentado en su silla, detrás del ingoal norte de la Silvano, rodeado de fieles amigos que lo abrigaron hasta el pitazo final, quedará en el rincón de la memoria de varios, con su sinceridad a cuestas, lleno de idas y venidas en tantas vueltas de nuestras vidas.
Con su silbato estridente nos marcó el camino a muchos, con la clara idea de la responsabilidad antes que nada. Fijando el reglamento a cada paso, dictando la tarea con la verborragia de niño grande que salía de públicas peleas para adentrarse en hondos y profundos tientos de amistad mano a mano.
Este club fue su casa a la que honró con su presencia y con sus enojos. No caben dudas.
Tal vez el mejor homenaje sería no darnos el lujo de la tristeza.
La Familia Cardenales nos regaló un hermano, tío, padre o padrino. Depende dónde nos tocara la relación.
Es nuestro orgullo que haya sido un digno hijo de estos pagos.
Pepito querido: tu recuerdo es indeleble, la huella de intentar pensar tu pensamiento en el presente se hace inevitable. La distancia de dos años son mucho y casi nada.
Que la noble madera de tu corazón nos fortalezca y nos arme una sonrisa, desde tu lugar en nuestro eucalipto.
¡Gracias por amar a nuestro Cardenales!
Tipazo como pocos....fue un verdadero placer trabajar con el. Un ejemplo.
ResponderBorrarlo amo al viejo querido cuantos recuerdos, saludos al cielo a mi entrenador , nos enseñó muchísimas cosas muchísimas buenas y malas con fineza un tipazo con todas las letras ... siempre lo recuerdo ...
ResponderBorrar👏👏👏, gracias SCRC por hacer que estemos presente en Cardenales. Grande Pepe♥️
ResponderBorrarUn grandote como lo pinta la nota, con todos los adjetivos que se dice en ella. Un blando disfrazado de malo, querido y querible para quiénes lo tratabamos siempre. Yo siempre decía, y el asentía, que era el hijo tonto que yo tenía. Porque, así grandote como era, a veces parecía un niño, tierno, con un humor ácido, pero siempre con un corazón inmenso. Te extraño Pepito querido. Extraño cuando cantabamos con vos y el Oso Otaiza (ya copeteaditos) y nos reíamos a más no poder. Abrazo grande al cielo Amigo querido.
ResponderBorrarMuy bueno. Eterno Pepito
ResponderBorrarEn nuestros corazones siempre!
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