Con el evento del TRADICIONAL LOCRO del 25 de Mayo pudimos corroborar, una vez más, que EL MEJOR
LUGAR PARA VOLVER ES CARDENALES.
Cada locro que se cocina en el club nos muestra cuán participativos y colaborativos podemos ser y cuánto nos suma a la hora de sentirnos parte, más allá de los beneficios económicos (o no) que un emprendimiento de este tipo puede tener.
Al igual que en un equipo de rugby o de hockey, los jugadores y las jugadoras se tienen que preparar, cumplir su tarea y estar disponibles para toda complicación que pudiere surgir y afrontarla con el optimismo de que será resuelta.
Las tareas son muchas, y varias son novedosas en estos tiempos que corren, pero se cumplen con creces desde una idea colaborativa, que implica levantar la mano y querer estar, y así poder ejecutar cada una de las acciones que se van cumpliendo paso a paso:
1. El diseño de las acciones: que implica la venta previa y a distancia de forma ordenada: obtener la materia prima, recibir las generosas y desinteresadas donaciones de siempre, conseguir las ollas y los utensillos para cocinar y preparar la Gran Cocina Purpurada.
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| Sala de Máquinas |
2. El día previo: cortar y picar las carnes y las verduras, preparar las ollas y los calentadores, cargar, acomodar las locaciones, armar la cartelería, establecer el "locródromo" por el que circularán los vehículos, complementar al que se tiene que ir, y las otras varias que aparecen durante la preparación.
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| Todas las manos, todas |
3. El gran día: mezclar y mezclar y volver a mezclar. Tarea que la podría hacer "cualquiera" pero que la conoce solamente la paciencia de los expertos. Esperar la llegada de la gente, recibirla con todas las medidas de higiene y seguridad, respetando el tamaño de las porciones para que a nadie le falte nada; podernos saludar con los ojos, cara a cara, y verificar el inmenso placer que les genera volver al club verlo más lindo que siempre, y verificar que nos espera, vestido de gala, alumbrado por ese sol que nos saluda.
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| Madrugada patria en nuestra Patria chica |
Esto y mucho más se podría describir y no sería más que un incompleto relato de "armado de un locro en Cardenales, sin público, en tiempos de cuarentena". Pero no es eso lo rico de lo que nos queda. Además del autóctono manjar que es un locro bien preparado y servido, es la sensación de que la gran ronda no se rompe. Al contrario, la ronda se fortalece con preparaciones como la del Gran Locro, que nunca deja de removerse, con la predisposición para estar, con el trabajo conjunto y solidario, como el pan de cada evento que el infaltable Hugo Morales comparte con nosotros, con la buena onda para vernos y reírnos mientras hacemos cosas que tal vez nunca hicimos antes ni haríamos en otro lugar.
Preparar un locro enseña también a saber ser parte de un equipo, nos forja los hábitos sociales indispensables para estar con otros, por un objetivo que excede a cada uno de los que "trabajan" en él. Sin la participación de todos no saldría igual, pero nadie es indispensable, nunca.
Así es nuestro club, como si fuese una temporada deportiva, con varias manos que siempre están, ayudando a calentar el corazón junto a nuestra olla, esa olla en la que se cocina, a fuego lento y con paciencia, el deseo de volver al mejor lugar: CARDENALES.
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| Locródromo en preparación |
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| Locódromo listo |
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| Todos presentes |
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| La picada |
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| Pulsudez I |
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| Pulsudez II Inicio de la jornada con el himno |
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| La paciencia y la pasión: misión cumplida |















Hermosa jornada purpurada!!!
ResponderBorrarTodo cronometrado!!! Tiembla el Auto Mac!!
ResponderBorrarJajaja!!!
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