La imagen que se nos viene a la cabeza y al corazón es la de una gran ronda.
En eso estamos hoy, eso es el club, hoy virtualmente.
El club hoy es una ronda que tiene gente que entra y que sale, permanentemente.
Una ronda a la que hay que esperar que se sume gente, de cualquier manera.
Una ronda que a veces tiene una pelota en el medio, a veces un fuego alrededor del cual se cuentan historias que relatan nuestra historia. La idea es que todos en el club sepan que esa ronda está, que estará hasta que volvamos a vernos cara a cara en la silvano.
Que al que está afuera esa ronda le genere intriga pa arrimarse y escuchar de qué se habla.
Que el que ya estuvo en medio de la ronda en este tiempo y salió por un rato sepa que puede volver a sumarse en cualquier momento, de una forma u otra.
Una ronda que está de guardia, con Cardenales que no dejan que el fuego ni el juego se apaguen.
Una ronda a la que, de una manera u otra, confluyen todas esas mini rondas que se viene armando y que se juntan y se comunican internamente y entre sí, algunas más grandes y numerosas, otras más pequeñas e igual de válidas. Cuanto más gente haya en rondas y cuantos más sean los que sepan que la ronda grande los incluye, más posibilidades tendremos de comprobar que:
El mejor lugar para volver es Cardenales.
De volver a esa misma ronda que hacemos para tomar agua; para escuchar al capitán antes de entrar a la cancha; para oír al medio scrum marcarnos la indicación o pegarnos un grito que nos despierte o nos aliente; para sentir al líder arengarnos ante una adversidad o un logro inminente; para ver atragantarse al entrenador cuando nos avisa que tenemos que estar dispuestos a entregar la vida en la cancha; para cuchichear con el que cuenta la última travesura cómplice; para disfrutar con el que hace su gracia y nos cuenta el último chiste o imitación.
Esa es la misma ronda en la que se juntan los Cardenales del eucalipto a tomar algo y a vernos desde su lugar.
Esa ronda a veces habla de rugby, otra de juegos, otra de historias, otra de plata y realidad del día a día.
Es la misma ronda que se arma alrededor de la parrilla del fondo o a la vuelta del mate al costado de la cancha.
Esa ronda seguirá estando cuando volvamos, esa ronda formamos nosotros en Cardenales.
Esa ronda es Cardenales.
Comentarios
Publicar un comentario